Atrapado en tu propia mente, sin plan de huida, aturdido por la duda y con tus obsesiones como única guía, la realidad da paso a la ansiedad, cambiando de forma más deprisa que un contorsionista de circo. Sin lugar a dudas, el peor lugar para perderte está en tu propia cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario