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miércoles, 13 de julio de 2011

Volveré pronto .

Carla coge las llaves y se las guarda sin cuidado alguno en el bolsillo de la chaqueta. Antes de salir por la puerta principal de su casa, se mira detenidamente en el espejo y se sonríe a sí misma. Abre la puerta emitiendo un sonoro ruido, y se despide de su madre.

-¡No vuelvas tarde!- le dice ella, preocupada- Y ten cuidado.
-¡Adiós mamá, volveré pronto!- le contesta, en un tono de voz despreocupado. 

Baja las escaleras a trompicones, con ganas de respirar el aire de la ciudad. Ha quedado con sus amigos. Aún no sabe si irán a un bar cualquiera para beber y disfrutar de una noche más, o si decidirán coger las motos para visitar la ciudad de al lado. Realmente eso no le preocupa.
Llega a la plaza mayor un poco antes de lo acordado, y decide acercarse a un banco que parece estar colocado en ese lugar sólo para ella. Son unos escasos minutos los que pasan tras la aparición de Miguel, su novio. 
Se saludan con un beso que desprende miles de sentimientos, y se sonríen. Intercambian unas palabras, y Miguel la convence para escaparse aunque ello conlleve el hecho de dejar plantados a los demás, pero nada les importa. No quieren nada más que perderse enmedio de cualquier lugar. Así que lo hacen.
Carla agarra con suavidad la mano de él, y echa a correr.
El frío aire les golpea en la cara, despeinándolos. Ríen sin parar de correr. La gente les observa de manera divertida, contempla cómo dos enamorados disfrutan de una noche que, para muchos de ellos, será una noche más. Una noche aburrida, triste o sin sentido. Una noche que tendrán que vivir obligadamente, les apetezca o no.
Miguel va perdiendo rapidez, y señala una moto gris con el dedo índice. Mira a su novia divertido, ofreciéndole un dulce paseo. Ella acepta divertida. 
Se acercan al vehículo, y ella se monta sin parar de reír. Pero nota algo en él.
Cuando Miguel le ofrece su único casco, ella huele el olor que él desprende, intentando reconocerlo. No, no es exactamente su colonia. Es algo más, es una mezcla de su perfume y de...
Carla le mira sorprendida, devolviéndole el casco.

-¿Cómo vas a conducir? Has bebido.
Miguel le devuelve la mirada, sonriendo levemente.

-No he bebido. Sólo ha sido una cerveza. 
-¿Sólo una?-Vuelve a acercarse a él, inhalando un desagradable olor- Yo creo que ha sido mucho más que eso.
-¿Piensas que me puedes controlar?-El tono de voz que Miguel emplea hace que a Carla se le cree un insoportable nudo en el estómago.-O vienes conmigo, o me voy sin tí.
-No puedes conducir así...
-¿No confías en mí? ¿Qué clase de relación es esta?-Miguel le quita el casco con brusquedad, mirándola con desprecio.- Si ya no confías en mí, lo mejor es que pires. Largo.
-Confío en tí, pero Miguel...
-Póntelo.

Carla le dedica una violenta mirada, pero se limita a emitir un indignado suspiro. No quiere pelear con él, y menos si está afectado por el alcohol, por mínimo que sea el efecto que éste le produzca. Poniéndose el casco, se agarra con fuerza a él.
Miguel arranca a una velocidad exagerada, y ella empieza a tener miedo. Lo peor está por llegar.
Él acelera cada vez más, la moto parece estallar. El sonido es casi insoportable, Carla siente que los tímpanos le explotarán en cualquier momento. Empieza a adelantar a cientos de coches; tantos, que ella pierde la cuenta. 
Carla sabe que el pánico se está apoderando de ella, de su voz, de sus movimientos, de su cuerpo. Y, intentándolo de mil maneras diferentes, empieza a gritarle.

-¡Para, para! ¡Miguel, para la moto, eres un imbécil!- Le da golpes en la espalda, sin parar de gritar.-¡Vamos a matarnos, para!

Las lágrimas se apoderan de su rostro. La garganta le arde, le pica, pero no se da por vencida. Continúa gritándole, pero lo único que recibe son las incesantes carcajadas de Miguel.

Un poco después, todo pasa demasiado rápido.

Un coche de frente.

Un chirrido.

Un golpe casi ensordecedor.

Dos cuerpos cayendo al suelo. 

Un casco desapareciendo en la oscuridad de la noche.

Una llamada que cambiará más de una vida:
"¿Es familiar de la víctima? Venga al hospital. Sí, un accidente de tráfico"
 
 
 
Una vez más, os diré que esto no es real. Pero tampoco ficción.
Miles de personas mueren día a día en nuestras carreteras, ya sea por hacer alguna que otra tontería o por un descuido.
Tan sólo me gustaría decir que, salir a la carretera, no es ningún juego. Hay que salir y, por tanto, hay que llegar a nuestro destino.
Estando en época de vacaciones, quiero aprovechar para decir a todos aquellos que se vayan de viaje o, simplemente, vayan a coger un vehículo, que tengan cuidado. Que esto no es ningún juego. Que cualquier descuido podría provocar el infierno más insufrible. Que pensemos en los miles de riesgos que podemos tener. 
Pero, para mí, lo más importante es el hecho de una llamada. De esa maldita llamada que te cambia toda la vida. La llamada que informa de que alguien a quien tú quieres está en serio peligro. De hecho, esa llamada podría ser para algún familiar tuyo. 
Por favor, nada de alcohol en las carreteras, nada de tonterías. Las tonterías podemos cometerlas fuera de un vehículo, pero nunca dentro.
¡PORQUE NO HAY NADA MÁS BONITO QUE APRECIAR UNA VIDA, Y DISFRUTARLA AL MÁXIMO, PERO CON CUIDADO!
Posdata: Sólo vale soñar.

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