Hay un momento en el que es necesario dejar todos los problemas a un lado y comenzar a vivir de verdad. Disfrutar cada minuto como si fuera el último y reír hasta llorar. Hacer algún deporte de riesgo o simple, viajar a la otra punta del mundo en busca de aventuras. Correr peligros,ganar una maratón, hacer el tour de Francia, desarrollar nuevos propósitos y lo que es más importante, aprender que cada error o fallo, nos hará mucho más fuertes para la siguiente carrera.
Sin embargo, hay que aspirar a ello
porque la felicidad no es una meta,
sino un estilo de vida.
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